lunes, 16 de noviembre de 2009

La Coruxa

Cuando cursaba 4º curso de E.G.B. (de la de antes, ni siquiera recuerdo con cuantos años se hacía antes el "4º curso de la E.G.B.") me enamoré de la mitología asturiana. Pensándolo bien, con la imparcialidad que confiere el "no poco" tiempo transcurrido, puede que mi afición por la misma provenga de los dos años que pasé dibujando Xanes, Ayalgues, Trasgos, Güesties, Ñuberos... y demás fanfarria mitológica, bajo la celosa tutela de Dña. Mª Luisa. Sí, repetí 4º de "la E.G.B.".

Y heme aquí, varias decadas más tarde, dedicándoles un sentido homenaje a mis años escolares con el nombre de este blog: La Coruxa. El ave nocturna de los malos presagios. La que si se posa o ronda la casa de un enfermo está sentenciándole a muerte. Siempre me ha fascinado esta ave, al resto suelo llamarlas "pajarracos". Ahora sé que una de ellas habita muy cerquita de mi casa. Seguramente se come los ratones y las culebrillas de mi jardín. Algunas noches nos permite verla, inmóvil sobre la cerca del vecino patatal; blanca, altiva y misteriosa.

Pero lo que me llevó a convertirla en mi personaje favorito de la mitología astur fueron el nudo en el estómago y el sudor frío entre las sábanas al imaginármela como envoltorio material y tangible de la innombrable "Guaxa", el ser tenebroso, la vieja pelleja de un solo diente que por las noches, durante el sueño, penetra en las casas donde hay un niño rollizo, un mozo robusto o una muchacha hacendosa y fuerte y, abriéndoles la arteria del cuello, les chupa la sangre lentamente. Luego vuelve noche tras noche hasta ver cumplido su cometido: matar al humano. La Guaxa se puede esconder en todos lados persiguiendo a sus presas. Hay quien dice "por donde pasa un soplo de aire pasa la Guaxa". Los vecinos ven pasar a la víctima, cada día más pálida, delgada y ojerosa, y murmuran en voz baja: “Se la está comiendo la Guaxa”. Y, mientras, ella sonríe agazapada en su refugio diurno, tal vez una cueva o el tronco hueco de un árbol, con el estómago tibio de sangre ajena, sintiéndose agradecida por haber llegado a ser tan vieja que casi todos han olvidado como combatirla.




A mi esta buena mujer siempre me ha dado más miedo que cualquier vampiro moderno o postmoderno de pacotilla. Y... ¡Qué puedo decir de sagas Crepusculares, Buffies imitadoras de Bruce Lee, o blandengues tipo Blade! Donde esté una vieja con ojos de lechuza y un solo diente que no te hace dos coquetones agujeritos en el cuello... ¡Qué va! ¡Es que te rasga la arteria, hasta hacerte morir lentamente! Y encima no sabemos como combatirla. Ni estacas, ni luz del sol, ni ajos, nada de nada... Se nos ha olvidado, perdido en el abismo del paso del tiempo.
Pues vaya por ellas mi blog. Por la dicotomia fascinación-horror que habitan el interior de cualquiera de nosotrosos. Y vosotros... ¿qué sois? Altiva y embrujadora "coruxa" o tenebrosa "guaxa".
Os dejo un relato de una niña de 10 años, Irene Muñíz Vallejo de Cabranes, que es un reflejo muy aproximado de lo que yo sentía de niña (libre de obligaciones, exámenes, hipotecas, jefes, compañeros, etc...) al pensar en tales asuntos. ¿Qué barruntarán hoy en día nuestros hijos? ¿Soñarán con colesteroles atascarterias, Ben Tenes transfigurados o brujas descafeinadas? Y yo que he escondido "El lobo y los siete cabritillos" para evitar herir su sensibilidad. ¡A dónde vamos a ir a parar!
"Atapeció. Febreru daba los últimos coletazos, l´escuru cielu de la nuechi ensombraba´l fayeu que arrodiaba´l "Picu L´Infiernu", al pie´l fumeru les chimenees del puebliquin de Santolaya. Un poquiñin más alla ta la vieya capilla col vieyu texu al llau. D´esmenu daqué raro ruxía, ente les cañes d´esi texu, que se amestaba col xiblar del vientu nordés. -¡ Uuh, uuh, uuuhuu¡- yera´l ruxíu de la guaxa. Irene nun podía dormir, tapabase hasta les oreyes, tenía mieu, sentía la curuxa y yera da qué que nun y prestaba un res. La nueche pasaba y el nordés soplaba, Irene ya dormía, afuera el ruxíu sintíase bien cerca la casa, la coruxa posose na ventana´l cuartu d´Irene ensín facer ruíu, abriola y metiose dientro. Irene nun s´enteraba de ná, la coruxa fue garrando forma muyer, vieya y enchepada, na boca asomabai un colmiyu afilau, allugase al pescuezu d´Irene y espetalu chupando-y la sangre. Al día siguiente Irene nun apaez per clase,al paicer ta mala…"